sábado, 2 de noviembre de 2013

Tres tiempos.

Vulnerant omnes, ultima necat’.

Heidegger consideraba imposible tratar del ser sin tratar del tiempo y Ortega concebía la vida como realidad rigurosamente temporal, sólo accesible a la razón vital e histórica.
Mucho antes que ellos, sin Agustín de Hipona el tiempo no podría entenderse.

“El mundo no fue hecho en el tiempo, sino con el tiempo... El tiempo es creación, implica un pasado, un futuro y un presente. Pero el pasado ya no existe y el futuro aún no es…
Que el pasado ha muerto, que el porvenir empieza hoy por primera vez y que el presente es radicalmente nuevo, es verdad, pero una verdad relativa al sujeto, ya que el individuo humano es un ser temporal. Como seres temporales, cada uno de nosotros no existiría más que en esa parte del tiempo que nos parece única, o al menos sería única para cada cual: el presente…
En relación con el presente, éste no sería más que un continuado dejar de ser, un continuo tender hacia el no ser.
Por ello los tiempos serían tres: El presente del pasado, el presente del futuro y el presente del presente.


Pero, como dejó dicho J.-L. Godard, 'el presente sólo existe en las malas películas'.