martes, 1 de febrero de 2022

Pandora y Epimeteo grecos.

Cuando las efemérides volvieron el foco al candiota, desde aquí una pequeña fineza.

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La dimensión escultórica de El Greco recobró cierto auge, que hizo volver la mirada sobre su producción en ese campo, en el año 2011 cuando se anunció que se subastaría un Ecce Homo, atribuido al cretense y desconocido hasta entonces.


Así, excluyendo ese Ecce Homo cuya peculiaridad con respecto a otras obras es que es la única que supuestamente está firmada [con las iniciales griegas delta y theta] por El Greco y sin polemizar acerca de potenciales atribuciones, es indubitada la concepción por parte de El Greco del Cristo Resucitado que está en el museo toledano del Hospital de Tavera (restaurado tras la guerra civil) y del conjunto escultórico de la Imposición de la casulla de San Ildefonso en la Catedral de Toledo. Y, con algunas reservas de conocedores de la obra del cretense, las estatuas de Epimeteo y Pandora del Museo del Prado, que fueron objeto de exposición en una muestra colectiva en dicho museo hasta noviembre de 2013.


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Epimeteo y Pandora de El Greco.


Las dos esculturas, Epimeteo y Pandora, se dieron a conocer en 1945 en un artículo publicado bajo el título «Dos esculturas del Greco», texto incluido en la revista Archivo Español de Arte, por su entonces propietario y descubridor, Joaquín Pérez del Pulgar y Campos, quinto conde de las Infantas. Estas pequeñas figurillas están talladas en madera y pintadas al óleo, los materiales tradicionales de escultura española policroma. Ese año de 1945, el conde de las Infantas adquirió las esculturas en Madrid y explicó que eran obra de El Greco pues había relaciones estilísticas con su producción pictórica y escultórica.

Son trabajos indocumentados pero la atribución al artista suele ser generalmente aceptada, aunque la atribución de dichas estatuillas no deja de ser dudosa, pese a todo. Está basada en el testimonio de Pacheco, que vio en el estudio de El Greco una serie de estatuillas de cera, estuco, y madera, pero pueden haber sido simplemente modelos, como los que se usaban en los talleres italianos donde El Greco fue entrenado. La atribución se basaría en algunos desnudos en las pinturas de El Greco, en sus dimensiones alargadas, sus posturas flexibles y su oposición en contrapposto. Puppi consideró que fueron modelos para determinar la posición más acertada de las figuras de la derecha de la pintura del Laocoonte. Las dos figuras siguen modelos de la escultura clásica, presente también en la obra de Durero.

La identificación de las figurillas es también problemática. Al principio se pensó que representaban a Adán y Eva o incluso a Vulcano y Venus, pero fueron correctamente identificados como Epimeteo y Pandora en el año 1961.



Xavier de Salas que trataría el tema en dos artículos publicados, igualmente en Archivo Español de Arte, en los años 1961 y 1964, interpretó que estas figuras eran representaciones de Epimeteo y Pandora viendo en ellas una reinterpretación del David de Miguel Ángel con ligeras variaciones: figuras más alargadas, distinta posición de la cabeza y las piernas menos abiertas. Salas también señaló que Pandora corresponde a una inversión de la figura de Epimeteo, aspecto característico del manierismo (contrapposto). Sin embargo, también evocan a ciertos manieristas florentinos, Sansovino o Cellini, ya que por su naturalismo y la musculatura acentuada de la figura masculina sería sorprendente que fuesen de El Greco.

Wethey [El Greco y su escuela. Ed. Guadarrama. Madrid, 1967], es el que dio la fecha de realización entre 1600 y 1610, así como su parecido entre la figura femenina de Pandora y la de la Virgen de La Adoración de los pastores, conservada en Valencia. Las esculturas de Epimeteo (44 cm x 17,1 cm x 9 cm) y Pandora (43 cm x 12,7 cm x 8 cm), son excepcionales en el Renacimiento español, dos raros ejemplos de desnudo escultórico que pondrían de manifiesto el conocimiento de la cultura clásica del cretense.

Se desconocen las circunstancias en que fueron creadas, pudieron ser un encargo concreto o ser una creación para uso del propio artista, sirviendo tanto para su uso en el taller, como modelos para composiciones pictóricas, o para el ornato privado de su casa. En cualquier caso, representan un unicum en la producción del Greco.

Fueron donadas al Museo del Prado en 1962 en memoria de su esposo por Dolores Andrada y Pérez de Herrasti, viuda del Conde de las Infantas.

Nota: Pandora fue una hermosa creación de barro realizada por Hefesto por instigación de Zeus, quien pretendía vengarse de Prometeo por revelar a los hombres el secreto del fuego. La mujer fue ofrecida a Prometeo ("El precavido"), quien receló de Zeus y la rechazó. Pandora terminó casándose con Epimeteo ("El que reflexiona tarde"), hermano de Prometeo. A Pandora le fueron concedidos todos los dones, pero se le entregó también una caja que contenía todos los males que podían acechar a las generaciones futuras, con la advertencia de no abrirla. El diálogo que se percibe en esa pareja, invención de Hesíodo en el siglo VIII a. C. [Los trabajos y los días. Ed. Losada. Buenos Aires, 2007], parece anteceder a la apertura de la caja en la que se contenían los males que asolarían a la humanidad por acceder ésta al secreto del fuego. Aunque la caja suele aparecer en las manos de Pandora, en esta versión es Epimeteo, el hermano irreflexivo de Prometeo, quien la sostiene. La perniciosa curiosidad del matrimonio provocó la apertura de la caja y, con ella, el inicio de los males de los hombres.
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¡En ello estamos!

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