miércoles, 31 de diciembre de 2014

Enjambres [y II].

[by Google]

(continúa)

El enjambre digital, según Han, se distingue de la masa porque el enjambre no es una masa, ya que no es inherente a ningún espíritu. El enjambre digital consta de individuos aislados. La masa estaba estructurada de manera distinta. [Obsérvense aquí los conceptos prestados del antifreudiano Canetti, E.- Masa y poder. Muchnik Ed. Barcelona, 1977]. Los individuos individuales se fundían en una nueva unidad en la que ya no tenían ningún perfil propio. La masa no era volátil, sino voluntaria y no constituía concentraciones fugaces, sino formaciones firmes. Era susceptible de la acción común. Y una masa decidida a la acción común engendra poder.

Para la subsistencia misma de la masa y para la prevalencia del sentimiento de igualdad entre sus integrantes (las diferencias entre los individuos se habrían diluido en pos de la fuerza común) es fundamental que exista una meta colectiva (un elemento de cohesión de la masa) que esté por encima de las metas individuales de los integrantes.

Masa es poder, pues, pero al enjambre digital le falta un alma o un espíritu de la masa. La actual erosión de lo comunitario hace cada vez menos probable una acción común. Los enjambres digitales se disuelven tan deprisa como han surgido, no desarrollan energías políticas capaces de cuestionar las dominantes relaciones de poder.

El homo digitalis, como lo denomina Han, mantiene su identidad privada, aun cuando se presente como parte del enjambre. Se manifiesta de manera anónima, pero tiene un perfil. En lugar de ser nadie, es un alguien. En cambio el nadie de los medios de masas se disuelve en la masa y no puede ser anónimo porque es un nadie. El homo digitalis se presenta de manera anónima, pero no es ningún nadie, sino que es un alguien, a saber, un alguien anónimo.

También el mundo del hombre digital muestra una topología distinta. Le son extraños los lugares de concentración de masas. Los habitantes digitales de la red no se congregan. Constituyen, dice Han, una concentración sin congregación. Antes los medios electrónicos congregaban a hombres, mientras que ahora los medios digitales los aíslan. El enjambre digital, por contraposición a la masa, no es coherente en sí. No se manifiesta en una voz. Por eso es percibido como ruido.

La masa más silenciosa es la de los enemigos muertos’, decía Canetti (a propósito de la guerra).


lunes, 29 de diciembre de 2014

Enjambres [I].

[by Google]

Leyendo el pensamiento reaccionario de Byung-Chul Han .- En el enjambre
Herder Ed. Barcelona, 2014.

Gustave le Bon definía a finales del XIX la modernidad como la ‘época de las masas’. La sociedad debía contar entonces con el poder de las masas. Pero para Le Bon, la rebelión de las masas conducía tanto a la crisis de la soberanía como a la decadencia de la cultura.
[Luego vendría Ortega y Gasset con la masa y la minoría como distintas clases de hombres, no de clases sociales].

En el siglo XXI, según Hardt y Negri, la globalización desarrollaría dos fuerzas contrapuestas. Por una parte, el ‘imperio global’, un orden capitalista de dominación desligado del territorio. Y por otra parte, la ‘multitud’, una composición de singularidades que se comunican entre sí y actúan en común a través de la red. Sus principales escritos se titulan precisamente Imperio y Multitud. En ellos definen la ’multitud’ como una clase que es capaz de acción común.

Pero hablar de clase, les rebate Han, sólo tiene sentido dentro de una pluralidad de clases. Y lo cierto es que la multitud es la única clase. Ya que pertenecen a ella todos los que participan en el sistema capitalista. Y el imperio global no es ninguna clase dominante que explote a la multitud, pues hoy cada uno se explota a sí mismo, aunque se figura que vive en libertad. Hardt y Negri no conocen esta lógica de la propia explotación. Además, en el imperio propiamente no gobierna nadie. Él constituye el sistema capitalista mismo. Y hoy es posible una explotación sin dominación. Lo que caracteriza la actual constitución social no sería la multitud, sino más bien la soledad (non multitudo, sed solitudo), una decadencia general de lo común y lo comunitario, con desaparición de la solidaridad.

Volviendo a la masa, lo que nos encontramos hoy, escribe Han, es una transición crítica cuyo responsable es la revolución digital. Y la nueva masa sería el enjambre digital


(sigue)